Brujas por aquí y por allá
En la Biblioteca Nacional de París se celebra una exposición de cuadros, grabados, libros, documentos, sobre el gran tema —y de tanta actualidad— de la brujería. Claro, como dice un crítico, que las pinturas y grabados, desde Durero a Goya y Gustavo Doré, es pintar como querer, que ninguno de estos artistas ha ido a ver personalmente a Leonardo y sus amigas en el aquelarre, o visto a éstas en sus trabajos y boticas, o voladoras en el plenilunio. La exposición está abierta hasta el quince de abril, y habrá que ir allá a verla. Dicen que las vitrinas están llenas de los libros que facilitaron los argumentos teológicos y jurídicos que llevaron a tanta y tanta bruja a la hoguera. El Malleus Maleficarum, la Demonomanía de Bodin, la Demonolatría de Rémy, y papales de muchos procesos, como el de las monjas de Loudun y el clérigo Urbain Grandier… Entre los grabados hay uno con la visita de Santiago el Mayor al mago Hermógenes, de Brueghel el Viejo, y un documento firmado por Asmodeo, en una iglesia de Francia, el 29 de mayo de 1629 en el cual el demonio, famoso desde los días del viaje del joven Tobías, cuando se dedicaba a matarle los maridos a Sara, en la misma noche de bodas, declara que abandona el cuerpo de una monja, con sus amigos Gresil, Amand, Bhería, etcétera. Últimamente este Asmodeo está siendo considerado como vampiro, es decir, como un conde Drácula cualquiera.
A la gente parece interesarle, en los años setenta, el tema de las brujas. Yo he dado últimamente un par de conferencias sobre demonología y demonomagia, y ahora me piden otra sobre brujas, gallegas y no gallegas, en un Colegio Mayor femenino de la Universidad de Santiago. Pero volviendo a Asmodeo, no se ha sabido nada de él desde el asunto de Loudun. Cuando en el siglo pasado un cabalista alemán Reizenstein, logró charlar en unas ruinas con Zophiel, «el espía de Dios», éste le dio noticias de algunos demonios, v. g. que Mammon era el embajador del Infierno en Inglaterra, y que Nergal era el jefe de la policía secreta de Satanás, y que Sammael, «el más joven y más viril de los setenta y dos príncipes infernales, amante que fue de Eva y de Lilith», y al parecer padre de Caín, trabaja, como asegura James B. Cabell, en Los amados hijos del diablo, como crítico de arte. Pero de Asmoedo no quiso decir nada. Don Vicente Risco suponía que había sido embajador de Satán en Hollywood allá por los años treinta.
Álvaro Cunqueiro
El laberinto habitado
En la Biblioteca Nacional de París se celebra una exposición de cuadros, grabados, libros, documentos, sobre el gran tema —y de tanta actualidad— de la brujería. Claro, como dice un crítico, que las pinturas y grabados, desde Durero a Goya y Gustavo Doré, es pintar como querer, que ninguno de estos artistas ha ido a ver personalmente a Leonardo y sus amigas en el aquelarre, o visto a éstas en sus trabajos y boticas, o voladoras en el plenilunio. La exposición está abierta hasta el quince de abril, y habrá que ir allá a verla. Dicen que las vitrinas están llenas de los libros que facilitaron los argumentos teológicos y jurídicos que llevaron a tanta y tanta bruja a la hoguera. El Malleus Maleficarum, la Demonomanía de Bodin, la Demonolatría de Rémy, y papales de muchos procesos, como el de las monjas de Loudun y el clérigo Urbain Grandier… Entre los grabados hay uno con la visita de Santiago el Mayor al mago Hermógenes, de Brueghel el Viejo, y un documento firmado por Asmodeo, en una iglesia de Francia, el 29 de mayo de 1629 en el cual el demonio, famoso desde los días del viaje del joven Tobías, cuando se dedicaba a matarle los maridos a Sara, en la misma noche de bodas, declara que abandona el cuerpo de una monja, con sus amigos Gresil, Amand, Bhería, etcétera. Últimamente este Asmodeo está siendo considerado como vampiro, es decir, como un conde Drácula cualquiera.
A la gente parece interesarle, en los años setenta, el tema de las brujas. Yo he dado últimamente un par de conferencias sobre demonología y demonomagia, y ahora me piden otra sobre brujas, gallegas y no gallegas, en un Colegio Mayor femenino de la Universidad de Santiago. Pero volviendo a Asmodeo, no se ha sabido nada de él desde el asunto de Loudun. Cuando en el siglo pasado un cabalista alemán Reizenstein, logró charlar en unas ruinas con Zophiel, «el espía de Dios», éste le dio noticias de algunos demonios, v. g. que Mammon era el embajador del Infierno en Inglaterra, y que Nergal era el jefe de la policía secreta de Satanás, y que Sammael, «el más joven y más viril de los setenta y dos príncipes infernales, amante que fue de Eva y de Lilith», y al parecer padre de Caín, trabaja, como asegura James B. Cabell, en Los amados hijos del diablo, como crítico de arte. Pero de Asmoedo no quiso decir nada. Don Vicente Risco suponía que había sido embajador de Satán en Hollywood allá por los años treinta.
Álvaro Cunqueiro
El laberinto habitado
(Edición de María Liñeira de los artículos publicados en la revista Destino)
Se recogen aquí gran parte de los artículos publicados por Álvaro Cunqueiro en la revista catalana Destino entre 1961 y 1976. Aunque su colaboración comenzó en 1938, se reúnen en este volumen sólo aquellos artículos que no han visto la luz en formato de libro. En total, se presentan casi trescientos artículos, clasificados en las siguientes secciones: «En la ruta de la seda», un itinerario que transcurre entre Venecia, Córdoba y China; «Florilegio» recoge publicaciones de tema literario, de Sherlock Holmes al caballero de Olmedo; «Onírica», un conjunto de textos mágicos donde habitan brujas, demonios y unicornios; «Retratos de hermosas», con cinco visiones femeninas, desde la bailarina Cléo de Mérode a la reina de Saba; en «Del lejano país» surge el mundo gallego, con sus tópicos revisitados (lobos, curanderos) y el Camino de Santiago; unas «funestas lentejas» o una «teoría e iluminaciones del aguardiente» son ejemplos, en «De lo coquinario y vinícola», del Cunqueiro gastrónomo; «De santos y otras gentes», un recorrido por las vidas de santos y otros personajes singulares; «El variado mundo», artículos de la década de 1970 donde se analiza la actualidad; por último, «En tiempo de adviento» recorre las tierras gallegas en busca de las tradiciones paganas y religiosas de la Navidad.
Se recogen aquí gran parte de los artículos publicados por Álvaro Cunqueiro en la revista catalana Destino entre 1961 y 1976. Aunque su colaboración comenzó en 1938, se reúnen en este volumen sólo aquellos artículos que no han visto la luz en formato de libro. En total, se presentan casi trescientos artículos, clasificados en las siguientes secciones: «En la ruta de la seda», un itinerario que transcurre entre Venecia, Córdoba y China; «Florilegio» recoge publicaciones de tema literario, de Sherlock Holmes al caballero de Olmedo; «Onírica», un conjunto de textos mágicos donde habitan brujas, demonios y unicornios; «Retratos de hermosas», con cinco visiones femeninas, desde la bailarina Cléo de Mérode a la reina de Saba; en «Del lejano país» surge el mundo gallego, con sus tópicos revisitados (lobos, curanderos) y el Camino de Santiago; unas «funestas lentejas» o una «teoría e iluminaciones del aguardiente» son ejemplos, en «De lo coquinario y vinícola», del Cunqueiro gastrónomo; «De santos y otras gentes», un recorrido por las vidas de santos y otros personajes singulares; «El variado mundo», artículos de la década de 1970 donde se analiza la actualidad; por último, «En tiempo de adviento» recorre las tierras gallegas en busca de las tradiciones paganas y religiosas de la Navidad.
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