Descripción de una gran tempestad. Se envía la chalupa a tierra en busca de agua; también va el autor para explorar el país. Es abandonado en la costa, recogido por un nativo y llevado a una granja. Cómo se le recibe allí y diversas aventuras que le acontecen. Descripción de los habitantes.
La naturaleza y el destino me habían condenado a una vida activa e inquieta. A los dos meses de mi regreso volví a abandonar mi patria embarcándome en las Downs el 20 de junio de 1702 en el Adventure, comandado por el capitán John Nicholas, un oficial nativo de Cornualles, con destino a Surat. Tuvimos viento muy favorable hasta que llegamos al cabo de Buena Esperanza, donde desembarcamos para aprovisionarnos de agua potable; pero habiéndose descubierto una vía de agua, descargamos las mercancías y pasamos el invierno allí; además, al haber enfermado el capitán de paludismo, no pudimos abandonar el cabo hasta finales de marzo. Zarpamos entonces y tuvimos un placentero viaje hasta que cruzamos los estrechos de Madagascar; pero al norte ya de aquella isla, y a unos cinco grados de latitud sur, los vientos que, según se ha observado, soplan del noroeste en aquellos mares con una intensidad igual y constante desde principios de diciembre hasta primeros de mayo el 19 de abril comenzaron a hacerlo con mucha mayor violencia y más del poniente de lo habitual, durante veinte días seguidos; esto nos llevó un poco al este de las islas Molucas y a unos tres grados al norte del ecuador, tal como estableció nuestro capitán por una observación que realizó el 2 de mayo. En tal fecha cesó el viento y quedó el mar en completa calma, por lo que sentí un regocijo enorme. Pero siendo él como era un hombre experto en la navegación de aquellos mares, nos ordenó a todos que nos preparáramos para un temporal. Este, en efecto, tuvo lugar al día siguiente, pues un viento del sur, el monzón, empezó a soplar con fuerza. Al darnos cuenta de que iba a arreciar hasta el punto de impedir al navío el llevar las gavias, desmontamos la cebadera y nos preparamos para bajar la vela de mesana. Hacía un tiempo tan infernal que aseguramos todos los cañones firmemente y alargamos la mesana. Escoraba mucho el barco, por lo que consideramos que era preferible navegar de cara al temporal que temporejar con todas las velas arriadas. Arrizamos la vela trinquete y la desplegamos. Tiramos hacia popa la escota del trinquete y el timón todo a barlovento. Guiñaba el barco con bravura. Aseguramos un cabo para arriar una vela trinquete, pero estaba desgarrada y bajamos la verga. La introdujimos en la nave y la apartamos de todo aquello que estorbaba. El temporal era violentísimo. El mar rompía con inusitada peligrosidad. Tiramos fuerte de la cuerda de la barra destinada a hacer girar el timón y ayudamos al timonel. No bajamos el mastelero dejándolo completamente alzado, puesto que se deslizaba muy bien frente al mar y sabíamos que con el mastelero en la arboladura el navío gozaba de más estabilidad y se desplazaba mejor por las aguas, viendo como veíamos que disponía de espacio en ellas. Pasaba la tempestad, ajustamos la vela trinquete y la mayor y pusimos el barco en facha. Ajustamos entonces la mesana, la gavia principal y la del trinquete. Llevábamos rumbo este nordeste con el viento del sudeste. Subimos a bordo las amuras de estribor. Lanzamos las brazas y botavaras de barlovento, reforzamos las brazas de sotavento y tiramos de ellas hacia delante mediante las bolinas de barlovento apretándolas bien y amarrándolas. Tiramos fuerte a barlovento de la amura de mesana y la mantuvimos lo más estirada y alargada posible hacia el viento.
Jonathan Swift,
Los viajes de Gulliver,
Penguin Clásicos
Los viajes de Gulliver fue publicada por primera vez en 1726, y tres siglos después mantiene toda su vigencia. Esta célebre novela satírica es a la vez un relato de aventuras y una artera reflexión filosófica sobre la constitución de las sociedades modernas. Los encuentros del naufragante Lemuel Gulliver con los minúsculos liliputienses, los gigantes de Brobdingnag, los filosóficos houyhnhnms y los brutos yahoos harán que el protagonista, como el lector, abra los ojos a la cruda y verdadera naturaleza humana.
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