De aquello y de esto

10081981
Esta taza de vino de Ribeiro contiene agua, algo de sueño, un dulzor antañón, algo de miedo; pequeñas virtudes pequeñas, claridad enturbiada por un nublado sol y frías estrellas del cielo.
28012017
Ahora, sin límites, cuando solo la ceniza aventada llene su biografía, sea su biografía; una vida sin escritura, son conceptos.
La luz permite la escritura y el fuego hace el papel escrito, ceniza, cenizas y a la húmeda tinta, polvo.

Odín

Se refiere que a la corte de Olaf Tryggvason, que se había convertido a la nueva fe, llegó una noche un hombre viejo, envuelto en una capa oscura y con el ala del sombrero sobre los ojos. El rey le preguntó si sabía hacer algo, el forastero contestó que sabía tocar el harpa y contar cuentos. Tocó en el harpa aires antiguos, habló de Gudrun y de Gunnar y, finalmente, refirió el nacimiento de Odín. Dijo que tres parcas vinieron, que las dos primeras le prometieron grandes felicidades y que la tercera dijo, colérica: «El niño no vivirá más que la vela que está ardiendo a su lado». Entonces los padres apagaron la vela para que Odín no muriera. Olaf Tryggvason descreyó de la historia, el forastero repitió que era cierto, sacó la vela y la encendió. Mientras la miraban arder, el hombre dijo que era tarde y que tenía que irse. Cuando la vela se hubo consumido, lo buscaron. A unos pasos de la casa del rey, Odín había muerto.
Jorge Luis Borges y Delia Ingenieros.

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