Greguerías de Ramón Gómez de la Serna sobre los peces

El calamar es el tintorero para los lutos de los peces.

Los peces pasan en fila de turistas.

—¿Los peces lloran?
—Los peces no necesitan llorar, porque el mar es pura y salada lágrima.

Hay unos peces flechas en el mar que señalan a los grandes peces el camino que deben seguir.

—¿Hay peces en el sol?
—Sí, pero fritos.

La lluvia es triste porque nos recuerda cuando fuimos peces.

Los peces no tienen cultura: no saben ni siquiera que existe la salsa mayonesa.

En las aguas minerales burbujean peces invisibles, almas del silencio acuático, respiración de ranas, peces desaparecidos y últimos suspiros.

La luna es uno de esos peces redondos y pálidos que hay en el fondo del mar.

El pez está siempre de perfil.

El pez no aguantaría la pecera si no se hiciese la ilusión de que viaja por los mares de China.

Navaja: pez doblado por la mitad.

Pez: alfiletero de espinas.

Al fundirse una bombilla eléctrica un pez se ha apagado en el mar.

Ramón Gómez de la Serna
Greguerías
Edición de Rodolfo Cardona

Publicadas en prensa desde 1910, incrustadas en otros libros, una y otra vez recopiladas, las greguerías siguen siendo pequeñas obras maestras, apuntes deliciosos, mínimas gemas depuradas en el laboratorio genial del escritor. Esta selección ha seguido el criterio de reunir aquellas que más se acercan a la fórmula ramoniana de: Greguería = Metáfora + Humor. 

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