Gentil caballero, dédesme hora un beso... (Anónimo)

Gentil caballero,
dédesme hora un beso,
siquiera por el daño
que me habéis fecho.
Venía el caballero,
venía de Sevilla,
en huerta de monjas
limones cogía,
y la prioresa
prendas le pedía:
siquiera por el daño
que me habéis fecho.

POEMAS ANÓNIMOS EN CANCIONEROS Y LIBROS DE MÚSICA

Tres libros de música en cifra para vihuela (1546)
de Alonso Mudarra



Enas verdes ervas... (cantiga de Pero Meogo)

Enas verdes ervas
vi anda’las cervas,
    meu amigo.

Enos verdes prados
vi os cervos bravos,
    meu amigo.

E con sabor d'elas
lavei mias garcetas,
    meu amigo.

E con sabor d'elos
lavei meus cabelos,
    meu amigo.

Des que los lavei,
d’ouro los liei,
    meu amigo.

Des que las lavara,
d’ouro las liara,
    meu amigo.

D’ouro los liei,
e vos asperei,
    meu amigo.

D’ouro las liara
e vos asperara,
    meu amigo.

Pero Meogo
Cantigas de amigo galaico portuguesas
(Siglos XIII-XIV)

La historia es simple: una joven espera a su amado en el campo (lugar ameno). Los ciervos macho y hembra pueden libremente aparearse. Los cabellos, en esta época, tienen una connotación sexual. (Garcetas y cabellos = guedejas y pelo)

Horizontal, sí, te quiero.

Horizontal, sí, te quiero.
Mírale la cara al cielo,
de cara. Déjate ya
de fingir un equilibrio
donde lloramos tú y yo,
Ríndete
a la gran verdad final,
a lo que has de ser conmigo,
tendida ya, paralela,
en la muerte o en el beso.
Horizontal es la noche
en el mar, gran masa trémula
sobre la tierra acostada,
vencida sobre la playa.
El estar de pie, mentira:
sólo correr o tenderse.
Y lo que tú y yo queremos
y el día —ya tan cansado
de estar con su luz, derecho—
es que nos llegue, viviendo
y con temblor de morir,
en lo más alto del beso,
ese quedarse rendidos
por el amor más ingrávido,
al peso de ser de tierra,
materia, carne de vida.
En la noche y la trasnoche,
y el amor y el trasamor,
ya cambiados
en horizontes finales,
tú y yo, de nosotros mismos.

Pedro Salinas. LA VOZ A TI DEBIDA (1933)

Pedro Salinas Serrano (Madrid, 27 de noviembre de 1891Boston, 4 de diciembre de 1951) fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Dentro del contexto de la Generación del 27 se le considera uno de sus mayores poetas. Sus traducciones de Proust contribuyeron al conocimiento del novelista francés en el mundo hispano-hablante. Al concluir la guerra civil española se exilió en Estados Unidos hasta su muerte.

Implicado en la creación de la Universidad Internacional de Verano de Santander (de la que sería secretario general entre 1933 y 1936), conoció en el verano de 1932 a una estudiante estadounidense, Katherine R. Whitmore, que sería luego profesora de lengua y literatura española en el Smith College (Northampton, Massachusetts), de la que se enamoró. Ella fue la destinataria de su trilogía poética La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. El romance se mantuvo, en forma epistolar, cuando Katherine regresó a Estados Unidos para proseguir sus estudios; volvió la joven para el curso académico 1934–1935, pero la mujer de Salinas descubrió la infidelidad e intentó suicidarse, por lo que Katherine decidió poner fin a la relación.

Datos extraídos de la Wikipedia



Al Sol porque salió estando con una dama y le fue forzoso dejarla (1582)

Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
rayos, como a tu hijo, te den muerte.


Luis de Góngora y Argote (nacido Luis de Argote y Góngora)1 (Córdoba, 11 de julio de 1561-ibídem, 23 de mayo de 1627) fue un poeta y dramaturgo español del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida más tarde, y con simplificación perpetuada a lo largo de siglos, como culteranismo o gongorismo, cuya obra será imitada tanto en su siglo como en los siglos posteriores en Europa y América. Como si se tratara de un clásico latino, sus obras fueron objeto de exégesis ya en su misma

El sacrificador de sí mismo

VEREDAS inocentes a que asoma el helecho,
la pálida flor de árgoma y el madroño encendido,
mis vías naturales, por donde hubiese ido
de poner el unísono de humildad a mi pecho.
Lejos, ante el desfile de ajenas muchedumbres
en ciudades enérgicas o a solas por los mares,
en los climas de bruma, en las tierras solares,
junto a exóticos ríos, al pie de nuevas cumbres
más de una vez, con lágrimas, interrogo al destino,
que me alueña del uso habitual de las cosas,
¡pobre de mí, dulce hábito de las manos mimosas!,
por osar rumbos, fuera del trillado camino.
Víctima y elegido de raros pensamientos
y singulares penas, hollando el rumbo al día,
pienso en las vidas quietas que hacia la dicha guía
la costumbre, lucero de parpadeos lentos.
¿A quién busco, vagando por exóticas plazas,
a sombra de las góticas flechas, del levantino
alminar y del mudo tragaluz bizantino,
ademanes que yerguen en la Historia, las razas?
Mi mocedad no oyó resonando los bronces
con las glorias antiguas, ni vio en las sombras viejas,
que de las torres caen a las nativas tejas,
rumbo a ningún destino: huí mi puerta, entonces
Pidiendo fui la lumbre al luminar ajeno,
que, como fuego fatuo, era brillante y fría;
mas la hoguera del alma sentí al fin que no ardía
sino con la centella que brota de su seno.
Llama alada del mío, la palabra de España
por los suelos, sin tumbas, en que vagó mi paso.
ardió como la luz sobre el óleo del vaso
y, lámpara de amor, se iluminó mi entraña.
Defiendo, en mi interior, contra enemigos vientos,
la llama que en mi sueño fue prendida por Roma,
y en ella, dando al aire de la Patria su aroma,
ovejas de holocausto, quemo mis pensamientos.

Las ubres luminosas 

Ramón de Basterra y Zabala (Bilbao14 de marzo de 1888 - Madrid17 de junio de 1928 /según Gerardo Diego en Poesía española contemporánea falleció en 1930/), escritorpoeta y diplomático español del Novecentismo.



Efectos son de Amor, no hay que espantarse, (verso 13)

Determinarse y luego arrepentirse,
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumirse;
en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,
y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.


Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana, (Lisboa, 1582 - Madrid, 21 de agosto de 1622), poeta español del Barroco, adscrito por lo general al culteranismo, si bien siguió esta estética de modo muy personal. Murió asesinado.

El poeta y dramaturgo Don Antonio Hurtado de Mendoza pintó su carácter en un romance a su muerte:

Ya sabéis que era Don Juan / dado al juego y los placeres; / amábanle las mujeres / por discreto y por galán. / Valiente como Roldán / y más mordaz que valiente... / más pulido que Medoro / y en el vestir sin segundo, / causaban asombro al mundo / sus trajes bordados de oro... / Muy diestro en rejonear, / muy amigo de reñir, / muy ganoso de servir, / muy desprendido en el dar. / Tal fama llegó a alcanzar / en toda la Corte entera, / que no hubo dentro ni fuera / grande que le contrastara, / mujer que no le adorara, / hombre que no le temiera

Booz dormido de Víctor Hugo

Booz se había acostado, rendido de fatiga; todo el día había trabajado sus tierras y luego preparado su lecho en el lugar de siempre; Booz dormía junto a los celemines llenos de trigo. Ese anciano poseía campos de trigo y de cebada; y, aunque rico, era justo; no había lodo en el agua de su molino; ni infierno en el fuego de su fragua. Su barba era plateada como arroyo de abril. Su gavilla no era avara ni tenía odio; cuando veía pasar alguna pobre espigadora: "Dejar caer a propósito espigas" -decía. Caminaba puro ese hombre, lejos de los senderos desviados, vestido de candida probidad y lino blanco; y, siempre sus sacos de grano, como fuentes públicas, del lado de los pobres se derramaban. Booz era buen amo y fiel pariente; aunque ahorrador, era generoso; las mujeres le miraban más que a un joven, pues el joven es hermoso, pero el anciano es grande. El anciano que vuelve hacia la fuente primera, entra en los días eternos y sale de los días cambiantes; se ve llama en los ojos de los jóvenes, pero en el ojo del anciano se ve luz.

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Así pues Booz en la noche, dormía entre los suyos. Cerca de las hacinas que se hubiesen tomado por ruinas, los segadores acostados formaban grupos oscuros: y esto ocurría en tiempos muy antiguos. Las tribus de Israel tenían por jefe un juez; la tierra donde el hombre erraba bajo la tienda, inquieto por las huellas de los pies del gigante que veía, estaba mojada aún y blanda del diluvio.

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Así como dormía Jacob, como dormía Judith, Booz con los ojos cerrados, yacía bajo la enramada; entonces, habiéndose entreabierto la puerta del cielo por encima de su cabeza, fue bajando un sueño. Y ese sueño era tal que Booz vio un roble que, salido de su vientre, iba hasta el cielo azul; una raza trepaba como una larga cadena; un rey cantaba abajo, arriba moría un dios. Y Booz murmuraba con la voz del alma: "¿Cómo podría ser que eso viniese de mí? la cifra de mis años ha pasado los ochenta, y no tengo hijos y ya no tengo mujer. Hace ya mucho que aquella con quien dormía, ¡Oh Señor! dejó mi lecho por el vuestro; y estamos todavía tan mezclados el uno al otro, ella semi viva, semi muerto yo. Nacería de mí una raza ¿cómo creerlo? ¿Cómo podría ser que tenga hijos? Cuando de joven se tienen mañanas triunfantes, el día sale de la noche como de una victoria; pero de viejo, uno tiembla como el árbol en invierno; viudo estoy, estoy solo, sobre mí cae la noche, Así hablaba Booz en el sueño y el éxtasis, volviendo hacia Dios sus ojos anegados por el sueño; el cedro no siente una rosa en su base, y él no sentía una mujer a sus pies.

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Mientras dormía, Ruth, una Moabita, se había recostado a los pies de Booz, con el seno desnudo, esperando no se sabe qué rayo desconocido cuando viniera del despertar la súbita luz. Booz no sabía que una mujer estaba ahí, y Ruth no sabía lo que Dios quería de ella. Un fresco perfume salía de los ramos de asfódelos; los vientos de la noche flotaban sobre Galgalá. La sombra era nupcial, augusta y solemne; allí, tal vez, oscuramente, los ángeles volaban, a veces, se veía pasar en la noche, algo azul semejante a un ala. La respiración de Booz durmiendo se mezclaba con el ruido sordo de los arroyos sobre el musgo. Era un mes en que la naturaleza es dulce, y hay lirios en la cima de las colinas. Ruth soñaba y Booz dormía; la hierba era negra; Los cencerros del ganado palpitaban vagamente; una inmensa bondad caía del firmamento; era la hora tranquila en que los leones van a beber. Todo reposaba en Ur y en Jerimadet; los astros esmaltaban el cielo profundo y sombrío; el cuarto creciente fino y claro entre esas flores de la sombra brillaba en Occidente, y Ruth se preguntaba, inmóvil, entreabriendo los ojos bajo sus velos, qué dios, qué segador del eterno verano, había dejado caer negligentemente al irse esa hoz de oro en los campos de estrellas.

1º de mayo de 1859

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