¡Es para vino!
escribió en el cartel
dijo verdad, era cierto…
lo vi dando tumbos
la fría, húmeda madrugada
buscando refugio
en un hueco, bajo un alero
de un edificio oficial
de esta ciudad cualquiera.
Lo encontré otra tarde;
con mi limosna
compró vino y tabaco;
no le ofrecí un techo
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