Me falta perseverancia. La
historieta de esta tarde tenía su miga y debí cambiar de dirección aunque fuera
unos instantes porque prometía momentos sabrosos. Una niña de educación
infantil entre tres y cuatro años le decía a su madre que acababa de recogerla
en la puerta del colegio:
- ¡Hoy he visto a la Virgen!
-¡Uy! ¡Qué bien! ¡Cuenta,
cuenta!
Nuestros caminos se alejaban
cada vez más y el viento no iba a mi favor ¡una pena!
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