Constantinopla fue conquistada por los turcos en 1453 y la Bastilla cayó el 14 de julio de 1789.

De igual modo, un «primitivo» podría decirse: soy tal como soy hoy porque una serie de acontecimientos tuvieron lugar antes de mí. Tan sólo debería añadir, acto seguido: esos acontecimientos sucedieron en los tiempos míticos, y, por consiguiente, constituyen una historia sagrada, porque los personajes del drama no son humanos, sino Seres Sobrenaturales. Y aún más: mientras que un hombre moderno, a pesar de considerarse el resultado del curso de la Historia universal, no se siente obligado a conocerla en su totalidad, el hombre de las sociedades arcaicas no sólo está obligado a rememorar la historia mítica de su tribu, sino que reactualiza periódicamente una gran parte de ella. Es aquí donde se nota la diferencia más importante entre el hombre de las sociedades arcaicas y el hombre moderno: la irreversibilidad de los acontecimientos, que, para este último, es la nota característica de la Historia, no constituye una evidencia para el primero.
Constantinopla fue conquistada por los turcos en 1453 y la Bastilla cayó el 14 de julio de 1789. Estos acontecimientos son irreversibles. Sin duda, al haberse convertido el 14 de julio en la fiesta nacional de la República francesa, se conmemora anualmente la toma de la Bastilla, pero no se reactualiza el acontecimiento histórico propiamente dicho. Para el hombre de las sociedades arcaicas, por el contrario, lo que pasó ab origine es susceptible de repetirse por la fuerza de los ritos. Lo esencial para él es, pues, conocer los mitos. No sólo porque los mitos le ofrecen una explicación del Mundo y de su propio modo de existir en el mundo, sino, sobre todo, porque al rememorarlos, al reactualizarlos, es capaz de repetir lo que los Dioses, los Héroes o los Antepasados hicieron ab origine. Conocer los mitos es aprender el secreto del origen de las cosas. En otros términos: se aprende no sólo cómo las cosas han llegado a la existencia, sino también dónde encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer cuando desaparecen.

Mircea Eliade
Mito y realidad


A pesar del movimiento actual de «desmitifación» —o precisamente por su causa—, el mundo de los mitos interesa hoy como nunca. Por ello, este libro escrito por el eminente historiador de las religiones constituye un indispensable texto de referencia a toda aproximación al estudio de las religiones, los mitos y la antropología social. La lucha del hombre con el tiempo aparece de manera evidente en todas las manifestaciones del arte y de la religión.
Pero es el mito la forma más eficaz de combatir la fugacidad y la caducidad de lo humano. Según el autor, el mito es una realidad, y hay que contar con ella no sólo como imagen del pasado, sino también como técnica del hombre moderno utilizada para renovarse y para percibir lo eterno.
Este libro es una obra destinada al gran público culto. En ella, el autor vuelve a tratar, desarrollándolas, diversas observaciones presentadas en otras obras suyas.


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