Lo intangible

Si fuera febrero y la hilera de almendros del sendero hubiera florecido cubriendo de gloria sus ramas y el olor dulzón el aire que te rodea te arropara sutilmente y tus oídos se llenaran del persistente zumbar de abejas y tuvieras sueño, no podrías dormir aún bajo sus copas, el suelo estará helado y la tierra dura pero si podrías llevar a casa el zurear de las palomas y el trino de las amorosas avecillas (MMV)

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