Contador de vientos



Un oyente empedernido en escuchar al viento terminó sus días como crítico del aire en una hoja volandera, sabía de cierzos, tramontanas, moncayos (*) y terrales; mistrales, ponientes y lebeches; ostros, sirocos, levantes y gregarios; vientos de brujas, amargos, negros y del diablo… Se estremecía con aquellos vientos que le traían desde lejos las voces de los muertos… Más de mil nombres tuvo en su memoria y retuvo este experto en aires en su ceguera y el día de su entierro le acompañó el dulce viento de mediodía. (MMV)
(*) "Moncayo ladrón, manas en Castilla y riegas en Aragón".

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