Igual que en la película Smoke, el estanquero todos los días,
y así hasta cuatro mil seguidos, hacía una foto con su cámara robada desde su
esquina a la calle, yo también todos los días a las once de la mañana tendría
que escribir una palabra, una sola, para ver qué pasaba con ella durante la
siguiente hora… la de hoy hubiera sido: espera. El estanquero era un buen
narrador de historias y solo obtenía una imagen diaria, yo lo intento al revés
a ver si con una palabra obtengo algún día una buena imagen de cualquier
realidad o esperanza. Son para mí álbum imaginario.
Juan Ramón Santos lee "Meditaciones..."
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Ensanchando el territorio
Ahora que me doy cuenta, no pudo estar más acertado Álvaro Valverde cuando,
para dar título a la antología que publicó hace uno...
Hace 5 horas
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