Esos animales domésticos tan queridos cuando son cachorros o
crías tiernas y tan abandonados por muchos de sus dueños humanos que en algún
momento disfrutaron de su existencia, ahora, es posible que, si hubieran vivido
estos días en Yarmuk (*) habrían (algunos) tenido que alimentarse con aquellos gatos a
los que se negaron a alimentar y que ahora se transformaron en un suculento y
escaso manjar. A pesar de todo ochenta personas hacinadas en Yarmuk han muerto
de hambre estos pasados días. El Hambre mata por igual a personas o gatos, o
perros, o ratas…
(*) Campo de refugiados palestinos en Siria
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