El cérigo simple, un milagro de Nuestra Señora, por Gonzalo de Berceo

El clérigo simple (milagro IX)
Era un simple clérigo, pobre de clerecía,
dicié cutiano misa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría.
Fo est misacantano al bispo acusado,
que era idïota, mal clérigo probado;
«Salve Sancta Parens» sólo tenié usado,
non sabié otra misa el torpe embargado.
Fo durament movido el obispo a saña,
dicié: «Nunca de preste oí atal hazaña.»
Dijo: «Dicit al fijo de la mala putaña
que venga ante mí, no lo pare por maña.»
Vino ante el obispo el preste pecador,
habié con el grand miedo perdida la color,
non podié de vergüenza catar contra'l señor,
nunca fo el mesquino en tan mala sudor.
Dísoli el obispo: «Preste, dime verdat,
si es tal como dicen la tu necïedat.»
Dísoli el buen homne, «Señor, por caridat,
si disiese que non, dizría falsedat.»
Dísoli el obispo: «Cuando non as cïencia
de cantar otra misa nin as sen nin potencia,
viédote que non cantes, métote en sentencia,
vivi como mereces por otra agudencia.»
Fo el preste su vía triste e desarrado,
habié muy grand vergüenza, el daño muy granado;
tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,
que li diese consejo ca era aterrado.
La madre preciosa que nunca falleció
a qui de corazón a piedes li cadió,
el ruego del su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.
La Virgo glorïosa, madre sin dición,
apreció'l al bispo luego en visïón;
díjoli fuertes dichos, un brabiello sermón,
descubrióli en ello todo su corazón.
Díjoli brabamientre: «Don obispo lozano,
¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?
Yo nunca te tollí valía de un grano,
e tú ásme tollido a mí un capellano.
El que a mí cantaba la misa cada día
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollisteli la orden de la capellanía.
Si tú no li mandares decir la misa mía
como solié decirla, grand querella habría,
e tú serás finado hasta el trenteno día,
¡Desend verás qué vale la saña de María!»
Fo con estas menazas el bispo espantado,
mandó envïar luego por el preste vedado;
rogó'l que'l perdonase lo que habié errado,
ca fo él en su pleito durament engañado.
Mandólo que cantase como solié cantar,
fuese de la Gloriosa siervo del su altar;
si algo li menguase en vestir o calzar,
él gelo mandarié del suyo mismo dar.
Tornó el homne bueno en su capellanía,
sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;
finó en su oficio de fin cual yo querría,
fue la alma a gloria a la dulz cofradría.
Non podriemos nos tanto escribir nin rezar,
aun porque podiésemos muchos años durar,
que los diezmos miraclos podiésemos contar,
los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.

Gonzalo de Berceo
Milagros de Nuestra Señora

GONZALO DE BERCEO. (Berceo, Logroño, hacia 1195 - Monasterio de San Millán de la Cogolla, hacia 1268) Escritor medieval que fue primer poeta en lengua castellana con nombre conocido.
Fue clérigo y vivió en el monasterio de San Millán de la Cogolla (Logroño), donde se ordenó sacerdote, y en el de Santo Domingo de Silos (Burgos). En el monasterio de San Millán de la Cogolla ofició como clérigo secular, y llegó a ocupar los cargos de diácono (hacia 1120) y presbítero (hacia 1237).
Es el primer representante del llamado «mester de clerecía», escuela medieval de hombres de letras (una calificación que en aquella época casi coincidía con la de sacerdote) cuya principal aportación fue la difusión de la cultura latina. Berceo inauguró la senda de la poesía erudita, en contraposición con la desarrollada por la poesía épica popular y la de los juglares.
Sus obras, escritas en cuaderna vía (estrofa de cuatro versos alejandrinos monorrimos) como era habitual en el «mester», son estrictamente religiosas y se suelen clasificar en tres grupos: vidas de santos, obras marianas y obras de temática religiosa más amplia, de tipo doctrinal. Los poemas hagiográficos, sobre santos locales (Vida de San Millán, Vida de Santo Domingo de Silos y Vida de Santa Oria), se basan en fuentes latinas y en tradiciones del propio monasterio.
El grupo de obras marianas cuenta con tres títulos fundamentales: Loores de Nuestra Señora, Milagros de Nuestra Señora y Duelo de la Virgen. Los poemas religiosos de naturaleza doctrinal son El martirio de San Lorenzo, El sacrificio de la misa y Los signos que aparecerán antes del Juicio.
Probablemente difundida de forma oral por los juglares, su obra tiene un claro objetivo didáctico y moral, y se caracteriza por un tratamiento sencillo y popular del lenguaje. A menudo Berceo hace referencia a sus propios avatares biográficos y da muestras, con su expresión realista y auténtica, de su gusto por la recreación de detalles pintorescos y cotidianos. Su forma de narrar los sucesos religiosos y de intentar acercarlos al pueblo mediante un estilo y una forma de sentir humilde y sencilla hizo de Berceo un autor de gran valor simbólico para la Generación del 98.

[Basado el texto en la edición de Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, manuscrito 93 del Archivo de la Abadía de Santo Domingo de Silos, en la edición de Michael Gerli (Berceo, Gonzalo de, Milagros de Nuestra Señora, Madrid, Cátedra, 1988), cuya consulta es recomendable. Se opta por mantener las grafías del original eliminando las variantes gráficas no significativas, y por eliminar las marcas de editor, asumiendo, cuando es oportuno, las correcciones, reconstrucciones y enmiendas propuestas por Gerli.]


No hay comentarios:

Blogs y Webs