La atracción del Retiro

La penúltima vez que estuve en Madrid escuche y contemplé a una señora mayor que hablaba con un perro en la calle de Alcalá en estos términos: “- ¡mira! tengo que hablar con un señor y te prometo que cuando lo haya hecho vamos al Retiro”. El can atornillado en el suelo sólo tenía ojos para la Puerta de Madrid del parque. Oí mientras me alejaba a la señora insistir en la promesa. Es una pena que no esperara a ver el desenlace pero yo también quería entrar en el Retiro. (MMV 9/13)

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