Un cazador de ocho años


Ahora, dicen que los gorriones están desapareciendo, al igual que las abejas… Desde que alguno de nuestros pueblos se convirtieron en ciudades es posible que esto sea así. Me contó Don Enrique Frutos que tuvo un alumno que era un gran depredador de gorriones. Por los años setenta del pasado siglo el patio del colegio tenía una valla de poco porte y los suelos eran de tierra, guijarros y arena. Este alumno, de tercero de E.G.B., por las mañanas saltaba la valla del colegio y sembraba literalmente un esquinazo del patio con ballestas para cazar pájaros. Gran cazador y estratega era justo el territorio que alcanzaba a ver desde su aula. Cuando sabía que había presas se las arreglaba para salir del aula y proceder a su recogida y las trampas. En la cartera, habitualmente, llegaba a su casa al mediodía con varios cadáveres. Supongo que se los comería fritos. Lo curioso del caso es que nadie en aquellos tiempos comentara sobre la disminución de los gorriones. (MMV 9/13)

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