Esta tarde, cuando regresaba
de Madrid, por la ventanilla del coche me fijé en la cantidad de almendros
llenos de flores que ha dejado como restos luminosos el arrasado campamento de
chabolas que, durante muchísimos años, ocupaba un amplio lateral de la autovía
de Andalucía. A esas horas, como hacía mucho viento los múltiples roedores que
allí pastaban indiferentes recibían una lluvia de pétalos y algún que otro copo
de nieve.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Blogs y Webs
-
-
Callos - Hai algúns anos, un día asistín a unha conferencia sobre Manuel Murguía nunha universidade de verán. O conferenciante empezou cunha frase que case me fi...Hace 7 años
-
Gentil caballero, dédesme hora un beso, siquiera por el daño que me habéis fecho. Venía el caballero, venía de Sevilla, en huer...
-
II. La batalla de los árboles Parece que los cantores ambulantes galeses, lo mismo que los poetas irlandeses, recitaban sus romances trad...
-
Caen as follas... sinto unha cousa que se apousa en min e non me toca. E chove pra que eu soñe, pra que eu soñe, fala a tarde baixiño...
-
CUMBRE DE URBIÓN. A Joaquín Gómez de Llarena Es la cumbre, por fin, la última cumbre. Y mis ojos en torno hacen la ronda y cantan e...
-
-
( Nunca fuera caballero / de damas tan bien servido, / como fuera Lanzarote / cuando de Bretaña vino". Con un claro tono sarcástico, ...
-
Enas verdes ervas vi anda’las cervas, meu amigo. Enos verdes prados vi os cervos bravos, meu amigo. E con sabor d'elas ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario