«si nadie,
en justicia, me puede acusar de avaricia, sordidez ni de obscenas
acciones; si, haciendo mi propio elogio, llevo una vida honesta e
intachable y soy querido por mis amigos, todo ello es gracias a mi
padre... Mientras esté en mi sano juicio, en nada me arrepentiré de tal
padre y por ello no me excusaré como hacen muchos que dicen que no es
culpa suya el no tener padres nobles y que hayan nacido libres. Mi voz y
mi corazón distan mucho del de estos necios. Pues si la naturaleza
ordenase, después de un cierto número de años, volver al pasado y elegir
los padres que cada uno, según sus ambiciones, desease, yo estaría muy
contento con los míos y no querría otros, aunque dispusiesen de fasces y
silla curul»
Juan Ramón Santos lee "Meditaciones..."
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Ensanchando el territorio
Ahora que me doy cuenta, no pudo estar más acertado Álvaro Valverde cuando,
para dar título a la antología que publicó hace uno...
Hace 5 horas
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