El sacrificador de sí mismo

VEREDAS inocentes a que asoma el helecho,
la pálida flor de árgoma y el madroño encendido,
mis vías naturales, por donde hubiese ido
de poner el unísono de humildad a mi pecho.
Lejos, ante el desfile de ajenas muchedumbres
en ciudades enérgicas o a solas por los mares,
en los climas de bruma, en las tierras solares,
junto a exóticos ríos, al pie de nuevas cumbres
más de una vez, con lágrimas, interrogo al destino,
que me alueña del uso habitual de las cosas,
¡pobre de mí, dulce hábito de las manos mimosas!,
por osar rumbos, fuera del trillado camino.
Víctima y elegido de raros pensamientos
y singulares penas, hollando el rumbo al día,
pienso en las vidas quietas que hacia la dicha guía
la costumbre, lucero de parpadeos lentos.
¿A quién busco, vagando por exóticas plazas,
a sombra de las góticas flechas, del levantino
alminar y del mudo tragaluz bizantino,
ademanes que yerguen en la Historia, las razas?
Mi mocedad no oyó resonando los bronces
con las glorias antiguas, ni vio en las sombras viejas,
que de las torres caen a las nativas tejas,
rumbo a ningún destino: huí mi puerta, entonces
Pidiendo fui la lumbre al luminar ajeno,
que, como fuego fatuo, era brillante y fría;
mas la hoguera del alma sentí al fin que no ardía
sino con la centella que brota de su seno.
Llama alada del mío, la palabra de España
por los suelos, sin tumbas, en que vagó mi paso.
ardió como la luz sobre el óleo del vaso
y, lámpara de amor, se iluminó mi entraña.
Defiendo, en mi interior, contra enemigos vientos,
la llama que en mi sueño fue prendida por Roma,
y en ella, dando al aire de la Patria su aroma,
ovejas de holocausto, quemo mis pensamientos.

Las ubres luminosas 

Ramón de Basterra y Zabala (Bilbao14 de marzo de 1888 - Madrid17 de junio de 1928 /según Gerardo Diego en Poesía española contemporánea falleció en 1930/), escritorpoeta y diplomático español del Novecentismo.



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