Determinarse y luego arrepentirse,
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
empezarse a atrever y acobardarse,
arder el pecho y la palabra helarse,
desengañarse y luego persuadirse;
comenzar una cosa y advertirse,
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumirse;
querer decir su pena y no aclararse,
en medio del aliento desmayarse,
y entre temor y miedo consumirse;
en las resoluciones, detenerse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,
hallada la ocasión, no aprovecharse,
y, perdida, de cólera encenderse,
y sin saber por qué, desvanecerse:
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.
efectos son de Amor, no hay que espantarse,
que todo del Amor puede creerse.
Juan de Tassis y Peralta, II Conde de
Villamediana, (Lisboa, 1582
- Madrid, 21 de agosto de 1622),
poeta español del Barroco, adscrito por
lo general al culteranismo, si
bien siguió esta estética de modo muy personal. Murió asesinado.
El poeta y dramaturgo Don Antonio
Hurtado de Mendoza pintó su carácter en un romance a su muerte:
Ya sabéis que era Don Juan / dado al juego y los placeres; / amábanle
las mujeres / por discreto y por galán. / Valiente como Roldán / y más mordaz
que valiente... / más pulido que Medoro / y en el vestir sin segundo, /
causaban asombro al mundo / sus trajes bordados de oro... / Muy diestro en
rejonear, / muy amigo de reñir, / muy ganoso de servir, / muy desprendido en el
dar. / Tal fama llegó a alcanzar / en toda la Corte entera, / que no hubo
dentro ni fuera / grande que le contrastara, / mujer que no le adorara, /
hombre que no le temiera
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