Merecedores son de honor,
gloria, fama y memoria los hombres virtuosos y especialmente aquéllos que no
han rehusado la muerte para ascender a la gloria perpetua. Sabemos, también,
que el honor no puede ser adquirido sin el ejercicio de muchos actos virtuosos
y que la felicidad no puede ser conseguida sin virtudes. Es el caso de Judit,
que, con ánimo viril, osó matar a Holofernes para liberar a la ciudad de la
opresión de aquél. Y como éste son muchos los libros que se han escrito y
compilado con hazañas e historias antiguas, ya que sin ellos no sería posible
al entendimiento humano comprenderlas y retenerlas.
Antiguamente, el orden militar
era tenido en tanta reverencia, que no era galardonado con el honor de
caballería más que el más fuerte, el más animoso, el más prudente y el más
experto en el ejercicio de las armas. La fortaleza corporal y el coraje se
tienen que ejercitar con sabiduría, porque, así como algunas veces unos pocos
han obtenido victoria sobre muchos a causa de la prudencia y las buenas artes
de los batalladores, en otras ocasiones la sabiduría y la astucia de los
caballeros han sido suficientes para vencer la fuerza de los enemigos. Y por
esta razón los antiguos ordenaban justas y torneos y educaban a los infantes en
el ejercicio militar, para que en las batallas fuesen fuertes y animosos y para
que no sintiesen terror ante la visión de los enemigos.
La dignidad militar tiene que
ser premiada, porque sin ella los reinos y las ciudades no podrían permanecer
en paz, según dice el glorioso san Lucas en su evangelio. Merecedor es, pues,
el virtuoso y valiente caballero, de honor y de gloria, y su fama no tiene que
ser olvidada con el paso de los días. Y como entre los otros insignes
caballeros de gloriosa memoria sobresale el valentísimo Tirante el Blanco, del
cual hace especial conmemoración el presente libro, es necesario hacer una
singular y presente mención individual, a causa de su honor y de sus
grandísimas virtudes y caballerías, que se recitan en las siguientes historias.
Del prólogo de Tirante el
Blanco de Joanot Martorell
(20 de noviembre de 1490)
La novela de caballerías más divertida de la literatura universal.
THE NEW YORK TIMES
Por tomar muchos juntos se le cayó uno a los pies del barbero, que le
tomó gana de ver de quién era, y vió que decía: Historia del famoso caballero Tirante
el Blanco. Válame Dios dijo el cura, dando una gran voz; ¡que aquí esté Tirante
Blanco! Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él un tesoro
de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Kirieleison de Montalván,
valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalván y el caballero Fonseca, con
la batalla que el valiente de Tirante hizo con Alano, y las agudezas de la
doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la
señora emperatriz enamorada de Hipólito su escudero. Dígoos verdad, señor
compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo; aquí comen los
caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su
muerte, con otras cosas de que todos los demás libros de este género carecen.
Con todo eso, os digo que merecía el que lo compuso, pues no hizo tantas
necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida.
Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto de él os he dicho. Así
será, respondió el barbero…
El Ingenioso hidalgo Don Quijote
de la Mancha (I-VI) de Miguel de Cervantes.
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