Ahora, acogido a la penumbra de su celda, recordaba un verso
de Prudencio que había leído de joven: inrepsit subito canities seni. ¡Con qué rapidez había trepado la canicie por
sus sienes, hiedra blanca para coronar su cabeza de anciano! La nieve de su frente,
seguía el poeta, probaba el paso de los inviernos y las rosas. Alguna de ellas
había florecido a la sombra de la biblioteca. También alguna pesadumbre: ya
Cipriano, elegido obispo de Cartago «por aclamación del pueblo», se lamentaba
de que nadie está exento «de alguna herida de la conciencia».
Emilio Pascual “El monje en su Apocalipsis”
(De uno de los estudios introductorios a la edición
conmemorativa del Beato de
Liébana “Comentarios al Apocalipsis de San Juan”)
ooooooooooooooo
oooooooooo
ooooo
Proemium
Per
quinquennia iam decem, ni fallor, fuimus: septimus insuper annum cardo rotat,
dum fruimur sole volubili. Instat terminus et diem vicinum senio iam Deus
adplicat. Quid nos utile tanti spatio temporis egimus? Aetas prima crepantibus flevit
sub ferulis. Mox docuit toga infectum vitiis falsa loqui, non sine crimine: Tum
lasciva protervitas, et luxus petulans (heu pudet ac piget!) foedavit iuvenem
nequitiae sordibus ac luto. Exin iurgia turbidos armarunt animos et male
pertinax vincendi studium subiacuit casibus asperis. Bis legum moderamine frenos
nobilium reximus urbium, ius civile bonis reddidimus, terruimus reos. Tandem
militiae gradu evectum pietas principis extulit adsumptum propius stare iubens
ordine proximo. Haec dum vita volans agit, inrepsit subito canities seni, oblitum
veteris me Saliae consulis arguens: Sub quo prima dies mihi quam multas hiemes
volverit, et rosas pratis post glaciem reddiderit, nix capitis probat. Numquid
talia proderunt carnis post obitum vel bona vel mala? Cum iam, quidquid id est,
quod fueram, mors aboleverit. Dicendum mihi; quisquis es, mundum, quem coluit, mens tua perdidit: non
sunt illa Dei, quae studuit, cuius habeberis. Atqui fine
sub ultimo peccatrix anima stultitiam exuat: saltem voce Deum concelebret, si
meritis nequit: Hymnis continuet dies, nec nox ulla vacet, quin Dominum canat:
pugnet contra hereses, catholicam discutiat fidem, Conculcet sacra gentium, labem,
Roma, tuis inferat idolis, carmen martyribus devoveat, laudet apostolos. Haec
dum scribo vel eloquor, vinclis o utinam corporis emicem liber, quo tulerit
lingua sono mobilis ultimo.
Prefacio
Ya estoy
en los 57 años de mi edad: ya me está instando el término de mi vida, y ya se
me va aproximando el día de mi muerte, sin haber hecho cosa alguna buena en
tanto tiempo. Pasé mi primera edad en sollozos por los castigos de la escuela:
inficionado después con vicios me enseñó la Toga a decir falsedades, no sin delitos:
siguióse la perversa lascivia y el desenfrenado lujo (que me avergüenzo y
horrorizo), que encenagó mi juventud en el lodo de las maldades. Corroboraron
después las rencillas el torbellino de mis ímpetus, y malamente porfiado el
apetito a quedar victorioso, se rindió a casos desabridos. Por dos veces
goberné a ciudades ilustres con el timón de las leyes, atemorizando a los
delincuentes y haciendo justicia a los buenos. Por último, separado de la
milicia me sublimó la piedad del Soberano al primer puesto cerca de su persona.
Mientras esto pasa como en un vuelo, repentinamente me hallé con las canas de
la vejez, que me argüía de haberme olvidado del antiguo cónsul Salia, en cuyo
tiempo nací; siendo la nieve de mi cabeza la prueba de los muchos inviernos y
primaveras que por mía han pasado. ¿Y por ventura será de algún provecho todo
esto, bueno o malo, después de mi fallecimiento, cuando la muerte haya borrado
todo cuánto yo haya sido? Sin duda alguna se me dirá entonces: tú has perdido
ya el mundo a quien veneraste y las cosas que te llevaron la afición no son de
Dios a quien debías servir. Más ya que el alma pecadora por último se ha de
desnudar de su necedad, celebre ahora a Dios a lo menos con las voces, ya que
no puede con obras meritorias. Emplee continuamente los días en himnos y no
deje en hueco ninguna noche sin dar a Dios alabanzas: pelee contra las
herejías: estudie los misterios de la Fe católica: menosprecie los sacrificios
gentilicios: destruya los ídolos romanos: escriba poesías en honor de los
mártires; y celebre a los Apóstoles. Ojalá yo al escribir o hablar esto saliese
libre de la cárcel des este cuerpo con la última voz que articulase mi lengua.