Pocas cosas aprendiste, aparte de los conocimientos falsos,
simplificados, arbitrarios e innecesarios que te hacían repetir en la escuela y
en la catequesis, que no dedujeras por ti mismo; que solo aquello que tu
afirmabas y en lo que creías era lo útil y válido. ¡Amigo! Tenías que ir con el
resto de los borregos y de los otros seres limitados o sufrir las consecuencias
de su fuerza, su ignorancia o su miedo. Como la inteligencia pocas veces va
acompañada del vigor y la dureza necesarios para ser mantenida a los que con
pobre energía la quieren defender están llamados a vivir varios fracasos:
ocultación de la inteligencia, supeditación al grupo, respetar al bruto y
desaparecer dejando más pobres a tus semejantes y allegados…
Lampedusa y sus lecturas españolas
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Ya comenté aquí, al referirme a la correspondencia del autor de *El
gatopardo* y su mujer, que estaba deseando leer este libro: Lampedusa y
España. Lo p...
Hace 1 semana
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