Viuamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis.
Soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
Dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut nequis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.
Cayo Valerio Catulo
(Siglo I a.C.)
Vivamos, Lesbia mía y amémonos,
hagamos caso omiso a todas las habladurías de los ancianos en exceso
escrupulosos. Los astros pueden ocultarse y reaparecer, pero nosotros tendremos
que dormir en noche perpetua tan pronto como se apague la breve llama de
nuestra vida. Dame mil besos y después cien, otros mil luego, luego otros cien.
Empieza de nuevo hasta llegar a otros mil y a otros cien. Después, cuando
hayamos acumulado muchos miles, los revolveremos todos para perder la cuenta o
para que ningún malvado envidioso sea capaz de embrujarnos cuando sepa que nos
hemos dado tantos besos.
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