YO no sé quién la olvidó
Me la encontré por la yerba
Al cojerla, sentí como
si alguna mujer me viera.
Tenía un aroma vago
que voló al instante; queda
sólo el recuerdo del sueño
del placer de aquella esencia.
Tocando con ella, vi
como novias, como estrellas,
un prado lleno de rosas,
un alba de primavera;
una cosa tierna y pura,
-que me inundaba de pena-
que empezaba sonriendo
y acababa entre querellas...
Melancólico o alegre,
sonrío o sollozo en ella,
y siento en mi alma como
si alguna mujer me oyera.
La soledad sonora (1908) Juan Ramón Jiménez.
Segunda antología poética (1898-1918)
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