MEDITERRÁNEA
Bajo el sopor dañino de la siesta
(por toda compañía, sueño y moscas), recuerdas los paisajes de otras tierras,
distantes, pero al cabo parecidas. El fuego de la cal como en el muro que
tienes justo enfrente y esa luz que de puro radiante es transparente. El vasto
territorio de las viñas, los olivos, las zarzas, las higueras, que rodean el
sitio donde escribes. El reino de la huidiza lagartija. Las altas azoteas de
las casas con la ropa tendida contra al viento, suspensas de los montes;
pueblos blancos, ciudades con murallas color ocre que se funden, secretas, al
paisaje. Lugares con trazado laberíntico donde pierdes la vida en el intento.
Sin embargo, hay algo que sin duda echas de menos, y es el agua, distinta de la
dulce que aquí fluye de ríos, de gargantas y de fuentes. La salobre del mar que
aquí no tienes.
Álvaro Valverde
Del cuaderno editado por la
Fundación March en la serie Poética y Poesía
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