Entróse Sancho por aquellas
quebradas de la sierra, dejando a los dos en una por
donde corría un pequeño y manso arroyo, a
quien hacían sombra agradable y fresca otras
peñas y algunos árboles que por allí
estaban. El calor, y el día que allí
llegaron, era de los del mes de agosto, que por
aquellas partes suele ser el ardor muy grande; la
hora, las tres de la tarde; todo lo cual hacía
al sitio más agradable, y que convidase a que en
él esperasen la vuelta de Sancho, como lo
hicieron.
25 de abril en Plasencia
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Fue emocionante la coincidencia. El pasado 25 de abril tuvo lugar una mesa
redonda en torno al cuarenta aniversario de la Editora en la Feria del
Libro pla...
Hace 22 horas
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