Esta mañana a las cuatro y media
Primero el llanto de un bebé
Después se hizo cargo el mirlo
De endulzar el
silencio con su trino
Antes que un gallo lejano animara
Con su estridente canto al ciudadano
Que arrastrando su maleta con ruedas
Traqueteaba camino de la estación
Antes que el primer tren pasara.
Cuando me desperté, horas después,
El viento aún movía las ramas del olmo.
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