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Gentil caballero, dédesme hora un beso, siquiera por el daño que me habéis fecho. Venía el caballero, venía de Sevilla, en huer...
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Úrsula tuvo que hacer un grande esfuerzo para cumplir su promesa de morirse cuando escampara. Las ráfagas de lucidez, que eran tan escasas ...
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Era una tarde fresca y lluviosa de finales del mes de agosto, esa curiosa época del año en la que las únicas perdices que se ven son las qu...
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El calamar es el tintorero para los lutos de los peces. Los peces pasan en fila de turistas. —¿Los peces lloran? —Los peces no necesita...
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Caen as follas... sinto unha cousa que se apousa en min e non me toca. E chove pra que eu soñe, pra que eu soñe, fala a tarde baixiño...
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EL OTOÑO El fulgor de la Naturaleza es la más alta aparición donde pleno de gozo el día termina es el año, que con esplendor se consu...
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II. La batalla de los árboles Parece que los cantores ambulantes galeses, lo mismo que los poetas irlandeses, recitaban sus romances trad...