[Una noche de éstas, el Brigante
nos contó una cosa cómica.
—Antiguamente —dijo—, alrededor
de España había dos mares, y estos dos mares querían juntarse, pero no podían,
porque entre uno y otro se levantaban unas rocas muy altas. Entonces un hombre
muy fuerte, a quien llamaban el Cule, empezó a trastazos con las rocas, y a
martillazos las rompió y comunicó los dos mares.
—Pero, ¿dónde has leído eso? —le
pregunté yo.
—Yo te traeré el librico.
Efectivamente, me lo trajo; y
cuando vi que el Cule a quien se refería el Brigante era nada menos que
Hércules, me dio una risa inextinguible; pero él, como era buena persona, no se
incomodó.
—¡Pisaverde! Eres una sabandija
que hay que aplastar con el tacón —me decía, mientras yo me moría de risa.]
Memorias de un hombre de acción (2)
El escuadrón del Brigante de Pío Baroja
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